domingo, 28 de marzo de 2021

Silla BKF, ícono del diseño argentino

publicado en Urbana Design




La silla BKF, también conocida como silla Butterfly fue creada en Buenos Aires en 1938 por el catalán Antonio Bonet y los argentinos Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy. El trio formaba el Grupo Austral, un movimiento de arquitectos, diseñadores e intelectuales que ejerció gran influencia en el diseño a partir de los años 30.



Tiempo antes de trasladarse a Buenos Aires, los arquitectos trabajaron en el estudio de Le Corbusier, en París. 
Las siglas de los apellidos le dieron nombre al diseño original de la silla BKF, el cual se convirtió rápidamente en un ícono de diseño nacional argentino.

La estructura de la de Silla BKF consiste en barras de acero de 12mm pintadas y dobladas con un sistema semiautomático unidas con 2 puntos de soldadura. 
El armazón de esquinas angulosas era cubierto por una pieza única de cuero de vaca. 
El concepto del asiento estaba pensado para que el cuerpo quedara suspendido, similar a una hamaca, e ideal para adoptar diferentes posiciones. 
El proceso de fabricación era simple, esto se vio reflejado en el precio accesible, costaba unos 25 dólares.







Posiblemente el diseño estuvo inspirado en la silla Tripolina, patentada por un constructor inglés en 1877 y fabricada en serie desde 1930. Ensamblada por 10 piezas de madera, uniones metálicas y funda de tela.



En 1940, después de que la silla BKF se exhibiera en Buenos Aires, el arquitecto y curador de diseño industrial Edgar Kaufamann jr, importó dos piezas a Estados Unidos; una de ellas se encuentra en el MoMA y la otra en la casa de sus padres, la icónica Fallingwater de Frank Lloyd Wright.

Fue unas de las sillas más imitadas y reproducidas en el mundo. 
En Estados Unidos, la empresa de Alvar Aalto Artek-Pascoe fabricó de forma ilegal aproximadamente 3,000 piezas semanalmente bajo el nombre de Butterfly Chair o Silla Mariposa.

A partir de 1945, la firma estadounidense Knoll obtuvo los derechos de autor y comenzó su reproducción y comercialización convirtiéndola en un ícono del diseño del siglo XX, sin embargo, tras numerosas batallas legales, Knoll cesó la producción en serie en 1951. 
En los años 50 varios fabricantes produjeron más de 5 millones de sillas con diferentes materiales, texturas y colores.

Hoy la silla BKF es considerada como una de las piezas más destacadas del diseño industrial moderno, principalmente por su construcción, funcionalidad y forma, además de ser el producto del diseño argentino más conocido del mundo.